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Lunes, 13 de enero de 2025
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Veintepies : El Obenque : Copa América

El trofeo más codiciado
La historia se inició en 1851, cuando el bruñido casco, aparejado de goleta, del ?América? arribó, para una temporada de regatas, a aguas británicas. Su diseño fue descrito por un periódico de la época como ?un gavilán entre una bandada de palomar torcales?.
V.M., 19/12/2003

La Copa América equivale a la Cinta Azul entre los yates. Durante bastante más de un siglo se han consumido ingentes esfuerzo y vastas sumas en esta competición por el barroco trofeo victoriano y los mayores y más hermosos yates jamás proyectados han participado en ella.

El duelo ha sido a menudo dramático y salpimentado por cuestiones de orgullo nacional y prestigio personal, así como por las excentricidades y audacias de aventureros y deportistas. A pesar de todo, los estadounidenses se hicieron con la supremacía desde su inicio, y hasta 1983 no se consiguió destornillar la copa de su vitrina en el Yacht Club de Nueva York y llevarla casi a sus antípodas, a Australia.

La historia se inició en 1851, cuando el bruñido casco, aparejado de goleta, del "América" arribó, para una temporada de regatas, a aguas británicas. Su diseño se había basado en el de las rápidas goletas de los prácticos de Nueva York y con su superioridad, hasta el punto de que un periódico lo describió como "un gavilán entre una bandada de palomar torcales".

Competición
Hacia finales de agosto compitió en una regata alrededor de la isla de Wight y obtuvo la famosa copa reconocida desde entonces con su nombre. El "América" de 170 toneladas se enfrentó a catorce yates ingleses, que iban desde las 47 toneladas de la balandra "Aurora", hasta 392 toneladas de la goleta de tres palos "Brilliant", sin compensaciones por tonelaje o superficie bélica. A pesar de ello y del hecho de regatear en aguas desconocidas, de complicadas corrientes de mareas, venció con comodidad, llegando a la meta tras diez horas y media de navegación, ocho minutos antes que su más directo rival. John Stevens, comodoro del Yacht Club de Nueva York, y uno de los armadores del "América", recibió como trofeo una copa valorada en cien guineas que estaba destinada a convertirse en el más codiciado trofeo entre los yates del mundo entero.

Tras los turbulentos años de la Guerra de Secesión, las primeras regatas de la Copa América se disputaron entre goletas de alto porte, y hasta 1881 no hicieron su aparición las embarcaciones de un solo palo.

El vencedor fue el "Mischieff" y su rival el canadiense "Atlanta", ambos aparejaban de balandra, con grandes cangrejas y estilizados cascos. Las embarcaciones de EE.UU. se distinguían por ser proyectadas en el tablero y no evolucionando mediante la habitual rutina desde un prototipo. El "Mischief" se construyó de hierro y le apodaron 'La Marmita', irónicamente su armador era británico.

A medida que el siglo XIX agonizaba, la contienda por la Copa América estimulaba el progreso en el diseño de yates."Vigilant" el vencedor de 1893, era normal entre los mayores yates de regata de la época y fue diseñado por el prestigioso Nathaniel Herreshoff, apodado el 'viejo capitán'. Su airoso casco de 124 pies, era impulsado por 11.272 pies cuadrados de vela y estabilizado mediante una pesada orza atravesada por unas aletas, con lo que su calado alcanzaba los 24 pies.

Este tipo de yates rozaba el límite dela tecnología en construcción naval por el desafío que suponía a la estabilidad su enorme aparejo.

Declive
Finalizada la Guerra Europea se adoptó el aparejo Marconi, más moderno y eficiente, lo que significó el inicio de la famosa clase "J". Éstos iban a ser los últimos de los grandes yates en competir por la Copa, y su declive llegó en la década de los años 30. Su vencedor, el "Ranger", fue el último de su case y, debido a su porte, fue probablemente el yate a vela más veloz de la historia. Sus diseñadores, Burgess y Stephens, usaron y abusaron del canal de experiencias hidrodinámicas y el resultado fue un casco desusado con proa de bulbo y popa aplanada que, sin duda, contribuyeron a su gran velocidad, la debilidad de estos gigantes radicaba en sus enormes mástiles que requerían complicados estays. Previamente a la regata el "Ranger" perdió su mástil en una ocasión, aunque su rival, el británico "Endeavour II", lo perdió por dos veces.

Pasatiempos
Independientemente de la gran cantidad de yates involucrados, no hay que olvidar el valor añadido que representaba para la popularidad de la Copa América, el colorido de los, a menudo excéntricos, pasatiempos que comportaba. Un competidor madrugador, Lt. Henn, crizó el Atlántico en el yate escocés "Galatea", con su esposa, su mono, varios perros y una camareta repleta de palmeras en maceta. Aunque quizá el personaje más famoso fuera Sir Thomas Lipton, el opulento magnate del té, apreciado por todos, que participó en cinco regatas con los inmensos "Shamrock I, II, III, IV y V" entre 1899 y 1930.

A pesar de no haber podido alzar la copa y de las cuantiosas sumas invertidas afirmó haber disfrutado las regatas y estar especialmente orgulloso de la fama y publicidad obtenidas, así como del incremento en sus ventas de té.

Gigantes
No obstante, los gigantescos clase "J" de Lipton estaban desahuciados. La Segunda Guerra Mundial y sus consecuencias condujeron a una sociedad en la que los grandes veleros con abundante tripulación de profesionales cedieron el paso a la clase de 12 metros, tripulada por aficionados. Estos yates de tamaño inferior a los de la clase "J" en un cincuenta por ciento, podían embarcarse en la cubierta de un vapor, en lugar de navegar por sus propios medios hasta EE.UU., como en el periodo de entre-guerras, pero pese a todo ello se continuaban precisando auténticas fortunas para participar en la regata por la Copa América.

Nueva tecnología
Estos yates eran artefactos de navegación muy sofisticados, incorporaban la nueva tecnología de plásticos, aluminio y titanio; ordenadores y otros artilugios. Los años de postguerra fueron de un inusitado incremento en el deseo de obtener la Copa y por ende de los países participantes.

Sin embargo los americanos seguían en cabeza con ánimo de mostrarse más marineros, mejores constructores y superiores maestros gavieros e incluso las tres cosas. Los primitivos '12 metros' "Sceptre" y "Sovereign" fueron fácilmente derrotados por el "Columbia" y el "Constellation" y fueron los últimos de una larga relación de regatas anglo-americanas.

Desde entonces únicamente los yates australianos se enfrentaron a los vencedores
estadounidenses, tras superar a británicos, franceses, suecos, canadienses e italianos. La lucha fue intensa y no se desechaba posibilidad alguna en este complicado deporte cuya cuota de admisión ascendía a millones de libras. Hubo errores, accidentes, protestas y enfrentamientos entre personalidades, todo ello reflejo de antiguas controversias, pero nadie parecía poder superar a los yanquies.

?Australia II?
Fue entonces, en septiembre de 1983, tras ciento treinta años, cuando esta tradición se hizo añicos al alzarse el "Australia II" con la Copa América en la prueba final de la serie, con 42 segundos de ventaja. Esta embarcación de 12 metros suponía el proyecto más avanzado, con un aparejo flexible y una quilla revolucionaria, provista de alerones que mantenían un calado máximo en las esloras. Asimismo su tripulación mostró, al decir de una revista americana, "un consumado dominio de la vela, intuición, vigor, fortuna, valor, resistencia y una insuperable determinación por triunfar". Todos estos factores humanos y técnicos, junto a las enormes sumas de dinero en juego, calificarán sin duda esta competición como una de las más famosas.

En febrero de 1987 todas las miradas del mundo se volverían hacia Perth, en Australia, donde tendría lugar la nueva serie de regatas.





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